Es uno de los problemas psicológicos más frecuentes, principalmente en los adolescentes. La misma puede interferir de forma significativa en la vida de quien la padece.
Indicios:
sentimiento de tristeza o vacío permanente.
llanto recurrente.
cambios bruscos de humor.
dificultad para disfrutar las actividades que anteriormente disfrutaba.
pérdida o aumento de apetito.
alteraciones del sueño.
extra fatiga o pérdida de energía.
cambios en la apariencia.
sentimientos de inutilidad o de ser una carga para los demás.
dificultades para concentrarse.
Si creés que alguien podría estar pasando por esto, no dudes en ofrecerle tu ayuda, alentalo a hablar con alguno de sus padres o a pedir ayuda a un profesional de la salud mental, quien buscará brindarle las herramientas necesarias.
No juzgues lo que la otra persona está sintiendo, esto podría frustrarlo aún más y hacer que no sienta el acompañamiento.